La sostenibilidad en las viviendas es el presente. No solo por razones medioambientales, también económicas y por el propio bienestar de la familia. Apagar y desenchufar los electrodomésticos cuando no se están utilizando; aprovechar los recursos naturales mientras es posible, como la luz natural, pintar las paredes de las habitaciones de colores que den más luminosidad, abrir las ventanas para renovar el aire del interior … Son muchas las razones por las que comenzar a adoptar estos hábitos. La electricidad se ha encarecido en los últimos años y el clima está cambiando; ya se puede apreciar. Por ello es que se aconseja invertir en hacer que tu casa sea más sostenible. Te dejamos unas ideas para realizar en tu vivienda y dar solución a estos problemas:
Sistema de aislamiento térmico exterior (SATE)
La mayor parte de los problemas de falta de confort de los edificios se debe a un mal aislamiento térmico. Como consecuencia, se pone la calefacción durante más tiempo, por lo que se gasta mucho más dinero. Y también daña la salud. La mejor solución es optar por un sistema de aislamiento térmico exterior (SATE).
Este sistema se basa en colocar material aislante en la parte exterior de la casa, en la fachada, para proteger y mejorar las propiedades aislantes, ya sea frío o calor. Algunas de los beneficios que aporta es:
- Evita puentes térmicos: esencial en los edificios pasivos.
- Ahorro económico y energético: ayuda a reducir los gastos de las facturas del hogar.
- Obra nueva y rehabilitación: el SATE se puede realizar en obras nuevas, así como en obras ya construidas.
Autoproducción eléctrica
Generar la propia energía que utilizas. Desde hace tiempo es habitual encontrar casas con placas fotovoltaicas en sus tejados. Hoy, la tendencia está en acercar esta fuente de producción energética a edificios de viviendas y barrios. Esta opción es mucho más respetuosa con el medio ambiente, ya que es una energía limpia, eficiente y no afecta a la salud de las personas. Además, elimina el abastecimiento de combustibles fósiles, gas o biomasa que dañan la atmósfera y ensucian el aire que respiramos. Esto provoca que seas autosuficiente energéticamente, así como ahorrar energía.
Si quieres incrementar el autoabastecimiento tendrás que desplazar el máximo posible de usos de energía a las horas de producción de energía. Con esto nos referimos a, por ejemplo, poner el lavavajillas o la lavadora en las horas centrales del día, donde se obtiene la máxima producción de energía.
Ventilación natural y mecánica con recuperación de calor
En muchas ocasiones, la ventilación del hogar es mínima, especialmente en invierno. Esto impide que el aire no se renueve al completo. También provoca que el aire alcance índices de humedad y contaminación, en gran medida de CO2, que si no se renueva afecta a nuestra salud.
Hoy, la mejor vía para ventilar el hogar es a través de una ventilación mecánica con recuperación de calor. Este sistema emplea ventiladores de baja energía que impulsan el aire suave y silenciosamente en el edificio y expulsa la misma cantidad del aire que hay en el interior de la casa. De esta forma, el calor en el aire caliente que se extrae se recupera y se usa para calentar el aire fresco que ingresa al interior.
Realizar estos cambios en casa también suponen un gasto económico, pero es mucho más económico a largo plazo.
