En todo proyecto de interiorismo hay un momento clave; ese en el que una sola pieza transforma el espacio. Un sofá escultural, una lámpara que no pasa desapercibida o una obra de arte que exige protagonismo. Son las llamadas statement pieces, y su presencia puede elevar el diseño… o desestabilizarlo por completo.
El secreto está en el equilibrio. Porque una pieza con carácter no debería gritar, sino dialogar. Te contamos cómo elegirla, ubicarla y combinarla sin renunciar a la coherencia ni a la personalidad.
Una pieza, una intención
Antes de elegir la pieza, hazte estas preguntas: ¿qué rol quiero que cumpla esa pieza?
¿Será un foco visual? ¿Un punto de contraste? ¿Un símbolo de mi estilo de vida?
Una pieza statement bien seleccionada no se elige al azar: responde a una intención clara dentro del relato del espacio.
Conoce el contexto: materiales, luz y escala
Una pieza protagonista debe estar en sintonía con el entorno. Para que funcione, debe estar en armonía con la paleta de colores, los materiales predominantes, la iluminación y la escala del espacio.
Un sofá voluminoso puede resultar imponente en un salón con techos altos y ventanales generosos, pero abrumador en un espacio más pequeño. Del mismo modo, una escultura de metal puede destacar con elegancia en un ambiente de tonos neutros, pero perderse o saturar si compite con otros elementos metálicos o demasiado brillantes.
Coherencia no es monotonía
En ocasiones no arriesgamos por miedo a romper la armonía. Pero la armonía no significa uniformidad.
Una buena pieza statement aporta carácter y profundidad, pero dentro de un lenguaje común con el resto del espacio.
Desde nuestro estudio, trabajamos para que cada elemento (desde los más discretos hasta los más atrevidos) forme parte de un discurso estético unificado y con sentido.
Ubicación: el arte de saber dónde (y cuánto)
La zona donde colocar la pieza es tan importante como la pieza en sí.
Una lámpara escultórica puede ser perfecta sobre la mesa de comedor, pero excesiva si se combina con sillas de gran presencia. Un cuadro intrépido puede funcionar en un pasillo minimalista, pero recargar un salón con textiles coloridos.
Y recuerda: si todo es impactante, nada lo es. Dar espacio para respirar es parte del arte de componer.
En nuestro estudio, creemos que el lujo está en los matices. Porque menos es más. Y que el diseño no vive solo en lo funcional, sino en esos pequeños riesgos controlados que convierten un espacio en algo memorable.
¿Tienes en mente una pieza especial? Te ayudamos a encontrar su lugar.