¿Cómo puedo crear mi propia oficina en casa?

Tras la pandemia del covid-19, muchas personas trasladaron su oficina a casa. Algunas de manera permanente. Esto supuso reorganizar una estancia del hogar para crear una zona de trabajo funcional y confortable. Hay que tener en cuenta aspectos muy importantes y que, en muchas ocasiones, se pasan por alto. Por ejemplo, el entorno de trabajo.

Encuentra el espacio y mobiliario perfectos

Tu lugar de trabajo debe ubicarse en una habitación independiente, intentar que no esté cerca de las zonas comunes y que no caigas en la tentación de trabajar en la cama o sofá. Este último bajo ningún concepto, pues tu rendimiento y concentración no serán óptimos. No obstante, el resto de aspectos dependen de las necesidades y circunstancias de cada persona.

Por tanto, escoger un lugar concreto de la casa para instalar tu mesa de trabajo es el primer paso. Cuando lo tengas decidido, escoge los muebles. Es una de las partes más importantes; que el mobiliario sea cómodo para ti. Si vas a pasar muchas horas sentado, elige una silla que sujete mayoritariamente la zona lumbar. La altura es muy importante y, a la vez, más olvidada. Se recomienda que la altura de la silla sea de entre 43 y 45 cm desde el suelo al asiento, con el respaldo inclinado 9 grados. En cuanto a la mesa, entre los 75 y 80 cm. En función de los materiales que necesites para trabajar y tu fisionomía, debería tener 50 cm de ancho y 120 o más de 150 cm de largo.

Mucha luz 

Intenta que este cuarto esté bien iluminado, colocando el escritorio cerca de la ventana para tener luz natural, o bien contra la pared, pues rebotará la luz en ella. No es lo mismo trabajar enfrente del ordenador que realizar proyectos manuales como ilustraciones a mano. Si en la habitación apenas ingresa luz natural, pinta las paredes con tonos claros o blancos. Parece una tontería, pero notarás la diferencia. Si aún así alguno de los puntos de esta zona carece de luz, coloca una lámpara.

La estética también es importante

Todos quieren una oficina idónea y estética, con un estilo determinado. La elección de los colores es importante en función del trabajo que tengas que desarrollar. Hay que tener en cuenta la luminosidad, pero también el crear un efecto relajante para trabajar cómodos. Por eso, los tonos neutros como el beige o colores como el rosa o el azul pastel son una buena opción. Evita colores muy fuertes y brillantes, así como el negro, pues producen mucha fatiga visual y perderás luz en el cuarto.

Integra en conjunto, que todo tenga una armonía. Esto no significa crear monotonía. Puedes añadir elementos que contrasten como una papelera, una planta o unos libros. Todo ello hará que estés más concentrado y seas más productivo.

 

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